1.13, publicada en marzo de 2006.
http://www.cc.rim.or.jp/~hok/heliwm/
Abandonado. Se hizo con un reducido público de usuarios a principios de la década de 2000, hoy sin embargo se halla mayormente olvidado. Por lo visto Arch Linux aún lo incluye en sus repositorios.
Esc. Virtuales | Menús | Iconos | Temas | Dockapps | At. de teclado | Barra de tareas |
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No | No | Sí | No | No | Parcial 1 | No |
1 Sólo los definidos por el autor para el manejo del gestor, nada más. Vienen escritos en el fichero keydefs.h del código fuente.
Mi primera sesión con Heliwm, dos terminales abiertas con cosas. A la izquierda del reloj está el pequeño icono de una ventana minimizada de Vim.
Heliwm es un gestor de ventanas minimalista. «Ya, eso lo dicen casi todos», pensará algún lector... ¡Pero esta vez va en serio! Se trata realmente de una interfaz liviana y austera, en la línea de otros gestores muy básicos como 9wm o Lwm.
El autor, Hidetoshi Ohtomo, consideraba fundamental reducir todo lo posible el consumo de recursos del ordenador. Para ilustrar este afán bautizó el proyecto inspirándose en el helio, uno de los elementos más ligeros de la naturaleza. Y detrás de tanta sobriedad había motivos, digamos, ecológicos. Hacia el final de su página web , bajo el encabezado
Nature Oriented Computing
, puede leerse lo siguiente:
«Heliwm está escrito con la esperanza de conservar recursos naturales gracias a sus escasos requerimientos de recursos del ordenador. La gente que desee contribuir a la protección de la naturaleza quizás quiera usar este gestor de ventanas en lugar de otros más pesados y vistosos».
Y justo después de este párrafo enlaza otro documento suyo que desarrolla la idea con más profundidad .
Bien, entonces nos encontramos ante una pieza de software diseñada para ser pequeña y perturbar lo menos posible a la máquina que la ejecute. Y claro, como contrapartida no hace gran cosa. El usuario puede disfrutar de ventanas flotantes con una decoración muy simple, y realizar sobre ellas las operaciones más comunes —minimizar como iconos, maximizar, cambiar sus dimensiones—. Hay unos cuantos atajos de teclado, y la posibilidad de configurar algún detalle. Y... Sí, esto es todo, chicos.
No existen menús para lanzar aplicaciones o recuperar ventanas minimizadas, ni paneles o barras de tareas, ni escritorios virtuales y paginadores. De hecho, olvidaos de cualquier característica más o menos sofisticada, o inventada después de 1990.
Además, una parte considerable de la funcionalidad que sí posee Heliwm resulta opcional: el usuario decide incluirla o descartarla en el momento de compilar su copia a partir del código fuente. De modo que es posible utilizar variantes del gestor que no añadan decoración a las ventanas —que el autor denominó apropiadamente «partículas alfa» —, o que no lean archivos de configuración.
Entonces, ¿un programa que quiere ser tan diminuto como Heliwm emplea archivos de configuración? Pues sí, si se compila el soporte para ello. Usualmente suele tratarse del fichero oculto ~/.heliwmrc. Su sintaxis está también concebida para facilitarle la vida al ordenador y ser procesada en pocas líneas de código, así que resulta de una concisión extrema: viene explicada en la página de manual.
Lo ideal sería hacerla a partir del código fuente, puesto que como ya se ha explicado hay preferencias que sólo es posible establecer en el momento de la compilación. Las dependencias son mínimas —las bibliotecas básicas del X Window System—, y el único requerimiento que en 2017 podría parecer un poco exótico es el viejo Imake , aunque imagino que todavía se seguirá distribuyendo en los sistemas más mayoritarios.
El proceso viene explicado en el archivo README. Básicamente se resume en editar la primera línea del fichero Imakefile para concretar qué características se incluirán en la copia compilada de Heliwm, y después seguir los pasos usuales en todo software configurable mediante Imake:
$xmkmf -a
$make
$su
Password: #make install; make install.man
Viendo una película. El panel de control de Xine está pensado para dibujarse sin decoración, pero Heliwm es bastante básico y no implementa el estándar ICCCM, así que lo trata como una ventana más y se la añade.
Tras leer la página del autor esperaba encontrar un gestor de ventanas muy austero, y por supuesto en mi sesión inaugural no quedé defraudado. Decoración simple, el título de cada ventana en el extremo superior, y un borde alrededor de unos pocos píxeles de ancho. Todo ello dibujado con colores sólidos y sutiles relieves, al estilo de Motif o Windows 95: se trata de una estética agradable.
Ahora, mis primeros pasos fueron difíciles. Y los segundos también. Y los terceros... Eh, ¿por qué no puedo hacer casi nada con el ratón? (Consulta a la página de manual). Vaya, Heliwm será un gestor de pila, pero está concebido para manejarse principalmente con el teclado. Una idea atípica que no tiene por qué ser mala, andando y viendo...
Sin embargo lo que realmente me desconcertó fue el manejo del foco. Si bien se puede cambiar, en principio éste se basa en clicar en las ventanas para enfocarlas y trabajar en ellas —aunque no necesariamente traerlas a lo alto de la pila—. Mas parecía inconsistente, y a menudo me encontraba queriendo escribir en una terminal y viendo cómo las letras pulsadas aparecían en otro lugar diferente. ¿Pero qué coj...? ¿Acaso funciona mal, hay algún error aquí? Al final, lleno de frustración escribí en mis notas:
«El modo de gestionar el foco y los controles —¿en serio no se puede hacer casi nada con el ratón?— crean una experiencia absolutamente horrible».
Veinte días después puedo decir que a grandes rasgos me he acostumbrado y creo haber entendido qué ocurre.
También descubrí bastante pronto que Heliwm no resulta muy estable: en mi segunda sesión murió subitamente al cerrar una aplicación basada en Motif —el editor de textos Nedit , según recuerdo—. Así que en conjunto mis primeras impresiones no fueron positivas.
Como ya he explicado se trata de un gestor muy básico, cuya faceta más llamativa la encontramos en sus controles. Las ventanas pueden manejarse íntegramente con el teclado, todas las operaciones —minimizar, cerrar, etc— resultan accesibles con sus correspondientes combinaciones de teclas: dada la simplicidad de Heliwm no hay muchas que memorizar, aproximadamente una docena. El ratón en cambio posee un papel secundario y un tanto limitado, aunque sirve como ayuda ocasional.
Una estética distinta. Si se compila con soporte para el archivo de configuración, los colores y el tipo de letra de la decoración que dibuja Heliwm pueden cambiarse.
¿Qué tal funciona esto en la práctica? Bien, durante unos días probé a dejar el ratón quietecito sobre la alfombrilla y recurrí sólo al teclado para interactuar con mis ventanas; cosa que con seguridad correspondía al plan original del autor —él se dijo inspirado por el FVWM de Robert Nation—. Y... Puede valer. Incluso resulta posible desplazar o redimensionar ventanas pulsando [Alt] y [F7] o [Alt] y [F8], y empleando después las teclas de dirección. Ahora, no es ágil ni cómodo, y la utilidad de desenvolverse de esta forma disminuye cuando uno usa programas que de todos modos requieren el ratón. Sin embargo, si las necesidades del usuario se limitan a alternar entre unas pocas terminales no me parece una mala solución.
El caso es que al final volví a colocar la mano sobre el ratón. Heliwm, al contrario que la mayoría de gestores de pila, no admite que se arrastren con él los títulos y bordes para mover o cambiar el tamaño de las ventanas: ambas operaciones deben comenzarse siempre con sus combinaciones de teclas. Aun así lo encuentro preferible a un uso exclusivo del teclado, porque el ratón permite recuperar ventanas minimizadas o cambiar el foco de un modo más directo.
Ah, sí, el foco... Creo que es lo que más dolores de cabeza me ha dado. El gestor contempla dos modelos de enfoque —clicar para enfocar, o bien que el foco siga al ratón—. No obstante, cuando el usuario recurre al teclado y pulsa [Alt] y [Tab] para saltar a otra ventana, parece que ambos quedan en un segundo plano; y a partir de entonces no habrá otro modo de cambiar el foco que esa combinación de teclas... Salvo que presione [Alt] y cualquiera de los botones del ratón sobre el fondo del escritorio, y con ello regrese al modelo de enfoque predeterminado —esto lo descubrí por casualidad unos días antes de empezar a redactar este texto—. Ni siquiera sé si esta «característica» la programó deliberadamente el autor o se trata de un error. Y por supuesto garantiza divertidos momentos de confusión.
Otra peculiaridad un poco desconcertante es que, cuando el foco sigue al ratón, la decoración de las ventanas no cuenta. Me explico: si uno deja el puntero sobre el título de una ventana, ésta no quedará enfocada, y por lo tanto no recibirá eventos del teclado. Parece que bajo este modelo de enfoque Heliwm sólo considera como «ventana» el área que pertenece al programa cliente. Curiosamente cuando se emplea la alternativa —clicar para enfocar— la situación se invierte: para seleccionar una ventana y trabajar en ella el usuario debe pulsar sobre la decoración.
No esperéis compatibilidad con ICCCM u otros estándares, no hay tal. Todas las ventanas son tratadas del mismo modo, no existen excepciones para acomodar paneles u otros accesorios de terceros, así que no es fácil enriquecer con ellos Heliwm. Aunque algunos sí cumplen su misión sin problemas: la barra de inicio rápido Wbar, por ejemplo, y la más arcaica Xmtoolbar, y también los iconos para el escritorio que maneja Idesk .
¿Y he mencionado que Heliwm es inestable? En mi caso no ha llegado a suponer una molestia importante, pero sí, lo es. Al cerrar algunos programas se interrumpe, y en otros casos —el lector de documentos Evince— el foco se pierde y al usuario no le queda otro remedio que reiniciar la sesión. Y esto, claro, lo desaconsejaría como gestor de ventanas para un uso más o menos serio.
Otro inconveniente lo encontré en algunas aplicaciones modernas que no funcionan correctamente: arrastrar elementos entre utilidades basadas en GTK2 falla, los menús de Seamonkey no se despliegan, a veces en el navegador Opera no pueden escribirse carácteres que requieran sencuencias de teclas —vocales con acentos, sobre todo—... En realidad se trata de defectos comunes a bastantes gestores de ventanas antiguos, empezando por el abuelo, UWM. Y yo casi los achacaría a eso, código obsoleto ejecutándose en entornos que han seguido evolucionando desde 1995. Aunque he de señalar que otros gestores muy viejos —el primer FVWM, Wm2, 9wm— no presentan estos problemas.
Ya para terminar, y hablando más en general... Heliwm está pensado para ascetas de la informática que no se sienten incómodos ejecutando cosas desde una terminal. Insisto, sólo proporciona las operaciones más básicas en una interfaz gráfica. A mí esto no me parece necesariamente mal —he sido un feliz usuario de 9wm, después de todo—, pero reconozco que no será del gusto de todo el mundo. Y la verdad, a la atmósfera le ahorraréis una cantidad muy similar de CO2 con otros gestores de ventanas más amigables.
Depende: si habéis compilado Heliwm con soporte para el fichero de configuración podréis cambiar colores y fuentes, el modelo de enfoque, los atajos de teclado, y algún detalle de su comportamiento general. De lo contrario, nada.
En la esquina superior izquierda, junto al reloj, hay un puñado de iconos; unos con la imagen de la aplicación correspondiente, otros con el nombre de su ventana. Su manejo en Heliwm resulta un poco enojoso, y se espera del usuario que se los ordene manualmente.
Como ya he dicho, a la hora de compilar el código fuente cabe activar o descartar varias características opcionales, lo cuál se traduce en diversas variantes del gestor con distinta funcionalidad. Probé a usar un par de días la combinación más minimalista posible —«partícula alfa», sin decoración ni fichero ~/.heliwmrc—, y en mi Pentium 4 las diferencias de consumo de memoria y tiempo de CPU resultan inapreciables. Así que, salvo que alguien use un ordenador 486 en el que cada kilobyte cuenta, vale la pena no calentarse la cabeza y escoger el paquete completo.
Bastante buena: una página de manual que explica casi todo lo que hay que saber para sacarle provecho a Heliwm. Con alguna errata en las descripciones de los atajos de teclado, eso sí: [Alt] y [F7] mueve ventanas en lugar de redimensionarlas.
Y hasta aquí mis andanzas con Heliwm. Hay alguna idea interesante aquí —controlar ventanas con el teclado puede venir bien en ocasiones—, pero creo que no se lo recomendaría a nadie como gestor de ventanas cotidiano. Mayormente por su inestabilidad, y esa forma peculiar de manejar el foco que ni siquiera sé si es deliberada o un error.
Respecto a lo de salvar la naturaleza y demás... Bueno, en un sentido estricto, a menor trabajo de la CPU menor consumo de electricidad y vida más larga del hardware, lo cual en principio se traduce en menos contaminación y más ardillitas felices correteando por los árboles. Ahora, la diferencia en este aspecto entre Heliwm y un gestor más completo —véase Fluxbox— resulta, en casi cualquier ordenador que no sea una reliquia, irrelevante. Y todo ese fabuloso ahorro de recursos se acabará en cuanto el usuario salga al Internet de 2017 y se ahogue en páginas lentísimas con toneladas de Javascript.
Porque Schopenhauer tenía razón: no puedes ganar.
Unas pocas capturas de pantalla más con Heliwm en acción:
![]() Original decoración de color azul, aunque normalmente no me suelen gustar los tonos tan vivos. |
![]() Esto es Heliwm compilado para no dibujar decoración, y usado en combinación con un compositor para el X Window System llamado Compton |
![]() Y esto es lo que eligió enseñar el autor. El fondo del escritorio es Xearth |
![]() Las vivencias de la infancia pueden dejar una impronta que acompaña toda la vida, y por eso uno en ocasiones valora cosas más allá de su relevancia objetiva. Es lo que me ocurre con Colossus Chess, emulado en este caso con CPCemu |
Si hay algún curioso que desee probar Heliwm: